La vorágine del día a día, expone a la mujer mundial a un nivel de estrés más elevado de lo que habitualmente podría tolerarse. Será tal vez por esto, que una vez más las féminas argentinas, que no escapan a esta tendencia global, buscan alternativas que salgan de lo habitual para bajar de revoluciones. Así comenzaron a dar con actividades provenientes de otros países, principalmente, de los orientales.
Por
María José Gindre
Caricias al alma: empezar por uno mismo
Todo aquello que venga a representar una mejora
en la calidad de vida, es bienvenido. En esta oportunidad, estas cuestiones
vienen de la mano de las culturas milenarias que desembocan en la vida cotidiana
de la mujer Argentina. Las comidas, los momentos de relax o los de ocio, muchos
aspectos de la vida diaria se vieron últimamente teñidos de las buenas vibras
de la cultura oriental. Simples hechos como salir a almorzar o a cenar, o pedir
comida telefónicamente, tienen una nueva arista que no puede dejar de
destacarse: al varieté de ofertas en un mercado atomizado, se le suma ahora la
posibilidad de elegir entre distintos platos de sushi, acceder a relajantes
sesiones de yoga, o predisponer la casa entera a la buenas sensaciones que
brinda el feng-shui. Pero todo con un mismo objetivo: echarse el placer de
“bajar un cambio” o quizás, más de uno. Vivir con tranquilidad es algo que
carece de todo precio. No hay mejor regalo que pueda hacerse uno mismo que el
de disfrutar de momentos placenteros. No se refiere a simple hedonismo, sino a
la posibilidad de poder contar con algún espacio durante el día en el que se
pueda brindar un auto-reconocimiento, llevando las pulsaciones a una menor
escala, para que el relax actúe como un resorte y así poder sobrellevar este
regalo que es la vida de la mejor manera posible.
Bien es sabido que las culturas milenarias se
caracterizan por poseer templanza y orden en varios aspectos de la vida, y lo
cierto es que el rol femenino en las sociedades del siglo XXI es algo que
cuesta encontrar. Trabajo, la casa, los chicos, la actividad física, la
familia, vienen a demandar un espacio que muchas veces es difícil encontrar en
la rutina. A raíz de eso, se vislumbra que cada vez más mujeres aplican
costumbres que para algunas se han convertido en el espacio mas placentero del
día.
Maite Picazos, titular de la casa de comida Sushi
Home, comentó que las costumbres orientales se reflejan en la sociedad de hoy,
y que a través de la comida, uno puede tener un espacio para una correcta
alimentación, y poner en práctica pequeñas cuestiones que contribuyan al
trabajo de la paciencia y la tolerancia: “vivimos en una sociedad muy
acelerada, y la buena alimentación, es una de las aristas que permiten una
desaceleración. La mujer de hoy está muy metida en el mundo laboral, y muchas
veces eso lleva a descuidar la salud, la alimentación, o como es tan
importante, un espacio en el día que permita relajarse. Creo que toda
alternativa es válida a la hora de bajar los niveles de stress”
“Sushi Home tiene dos locales. Ya hace un tiempo
que estamos en la ciudad, y vemos como las mujeres de a poco fueron
incorporando el Sushi a su alimentación. Este segmento de consumidores, por lo
general, busca salirse de la rutina de alimentos o bien, comenzar con un plan
alimenticio saludable. Notamos que el rosarino aceptó bien esta costumbre de
comer Sushi en una reunión de amigos, o de pedir delivery a domicilio para uno
mismo, Cosa que antes era impensado. Hoy, comer Sushi se ha convertido en una
alternativa” agregó la titular de Sushi Home, y finalizó la charla agregando
una novedad para lo que resta del año, y es que abrirán una sucursal en la
localidad vecina de Funes”
Un
día de furia
Como la famosa película que protagonizó Michael
Douglas allá en la década de los 90´ que mostraba cómo una persona irascible
terminaba alterada ante cualquier desbarajuste que una sociedad muestra día
tras día, es lo que preocupa a los especialistas en semiótica: que la ficción
se vuelva realidad.
Es que se ha algo habitual leer en los diarios, y
ver en la televisión, cómo se ha implementado la práctica de la violencia para
resolver problemas de cualquier índole, llámense sociales, deportivos,
empresariales, hasta del mismo tránsito vehicular, o algún roce con un vecino.
Las culturas orientales, ancestrales, ponen en
práctica en sus rutinas diarias, ejercitar la paciencia, y la tolerancia hacia
el prójimo y hacia aquellas cuestiones que puedan sacar de las casillas hasta
al más tranquilo de los monjes tibetanos. Es por ello, que esta tendencia de
aplicar este tipo de costumbres, son bien vistas por los sociólogos, o
psicólogos que analizan las problemáticas que se mencionaron recientemente.
Pasa en las películas, pasa en la vida real. Situaciones
a las que hay que exponerse cotidianamente, y que alteran el equilibrio
emocional, son moneda corriente, y seguirán siéndolo. Pero lo que estas
culturas milenarias tratan de enseñar, es que sean las propias personas las que
alteren el umbral personal de la tolerancia. ¿Cómo?, bueno aprendiendo a
negociar, a escuchar, y entendiendo que si bien no se puede cambiar al mundo de
un día para el otro, todo se vuelve más ameno y armonioso si uno aporta desde
su lugar.
Las empresas de la nueva era “Feng Shui” por
denominarlas de alguna manera, trabajan en políticas que permitan a sus
empleados fortalecer esta virtud. Sobre todo las que se encargan de atención al
cliente, que hoy están catalogadas como trabajo insalubre.
Algunas de las prácticas empresariales, son por
ejemplo, ofrecer a sus empleados que una vez por semana vayan a realizar
ejercicios de relajación muscular, o que organicen actividades de esparcimiento
al aire libre.
Todo suma, es cierto. Pero según los
especialistas el cambio y la procesión van por dentro. Prácticas orientales o
personales, cualquiera sea la cuestión. Lo cierto es que hay que trabajar en
que el stress no sobrepase el goce de las cosas cotidianas.
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